lunes, 13 de diciembre de 2010

Mi vida es una serie, o una serie de mi vida


Una puta serie, eso es lo que es mi vida, la típica serie de media hora en la que no sabes si reír o llorar con lo que le pasa a la protagonista y a sus locos secundarios.

Ella, fumadora compulsiva y adicta a la coca cola zero, que se sienta delante del ordenador (pongamos aquí que ya soy escritora, aunque sea como negra) mientras come de una bolsa de conguitos y/o cereales de chocolate.

La madre, viviendo al lado, la que más mola de toda la serie, siempre ayudando y siempre sabiendo lo que hay que hacer, excepto cuando hay alguien delante, que entonces se escabulle en la sombra…

Luego tenemos a la hermana excéntrica y deliciosa, como profesora de educación infantil y la que la termina sacando de la mayoría de los líos.

El cuñado, que es al que siempre piden ayuda, el que nunca se queja, con el que la cuñada, la prota) termina fumando en la terraza de la cocina antes de oír el grito que siempre daría el final a los capítulos Cerrad la puerta si estáis fumando” Fundido en negro.

Para terminar con el grupo protagonista, contamos con la sobri feliz, la sabiduría personificada, la única que llega al increíble intelecto de la abuela con tan sólo cinco años.

Y como invitado especial, la estrella, el increíble (mogollón de aplausos cada vez que aparece) el padre, que siempre se mantiene joven, que mantiene ideales, que siempre está en forma y al corriente de todas las noticias que han ocurrido en el mundo gracias a poder la prensa, vía Internet, en diferentes periódicos internacionales.





La prota y los secundarios, vivirán en la misma planta de un edificio, en las letras A, B y C.

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