Fuimos al Primavera Sound 2013 para volver a ver a Blur después de tantos años, esa es la verdad, así que, pese a que estuvimos en dos conciertos más aparte de ese, me temo que no entraba en nuestra agenda ni asistir otros días ni pasar mil horas allí metidas.
Lo bueno que tiene el Forum, que es donde se celebra, es que es enorme y puede dar cabida tranquilamente a las más de cincuenta mil personas que nos hallábamos allí, incluso en los puestos de comida no había excesivas colas, ni en los baños, ni había tampoco que esperar mucho (¡había papel dentro! ¡una chica los limpiaba! Increíble pero cierto… ¡en un festival!).
En fin, pero volvamos a lo que nos interesa. El primer grupo al que nos apetecía escuchar se llaman Local Natives, una banda de Los Ángeles que presentaba su último disco, “Hummingbird”, durante 50 minutos, justo después de Solange (que para el que no lo sepa, es la hermana de Beyoncé). Las canciones, por supuesto, fueron casi todas de ese álbum, pero el tremendo aire que acompañó a Barcelona todo el fin de semana hizo que la acústica fuera malísima, y no me refiero a distorsiones o acoplamientos (como sí pasó en otros) sino a que por mucho que te esforzaras y estuvieras cerca del escenario, aquello sonaba muy, muy bajito. Todo sea dicho, estaría genial poder volver a escucharles en otras condiciones un poco más optimas, porque la esperanza que teníamos de que fuera especial al estar en un escenario relativamente pequeño (Pitchfork) se desvanecieron.
El siguiente, más por casualidad que por otra cosa, fue James Blake, que actuaba en el escenario Primavera, justo pasada la media noche. A ver, las cosas como son, a nosotras nos gustó, todo el escenario y parte del césped y las escaleras de en frente estaban a rebosar, pero algo en tu interior te decía lo que ya sabías, ese chico (tiene 24 años y casi dos metros de altura, esto es puro cotilleo) no pintaba mucho allí, sobre todo porque vale que muchas de sus canciones sonaban electrónicas, pero otras muchas, sonaban a balada pura y dura, y el bajón que pegaba a esas horas de la noche no era quizá lo más recomendado para un festival, aunque sin ser tan radical como aquella vez que invitaron a Marc Parrot al Viñarock y alguien del público le tiró un bocadillo a la cara. A la gente le encantó, a la crítica mucho más, pero había voces discordantes. Entre sus temas estuvieron Never learnt to share, To the last, Limit to your love, Overgrown, y cerró con Retrograde.
Y ahora pasemos a Blur. Como hacía dos años con Pulp, una banda de nuestra adolescencia se reencontraba después de casi diez años, y eso era algo que había que ver, oír y sentir. Y a ser posible, bailar y saltar también. Lo primero, cambio de escenario, cuando Pulp utilizaron el que había usado James Blake hasta ese momento, pero para Blur habilitaron el Heineken, una explanada enorme con una gran noria al lado.
¿Qué ocurrió? Que estaba a la otra punta, así que cuando comenzaban a sonar las primeras notas de Girls & Boys todavía había gente llegando a la carrera para no perdérselos. “Bien” pensamos mientras cantábamos Girls who are boys who like boys to be girls who do boys like they’re girls who do girls like they’“esto promete si empiezan con algo así”.
Siguieron con Popscene, There’s no other way, Beetlebum (ralentizada), Out of Time, Trimm Trabb, Caramel, Coffee & TV, Tender… Tender nos sonó rara, aunque todos la coreáramos al unísono Come on, Come on, Come on, Get through it, Come on, Come on, Come on, Love's the greatest thing… Hay algún crítico que dice que fue por que Graham Cox (sin gafas) se lió. Dio igual, a partir de ahí todo fue a mejor, con los grandes éxitos que la gente conocía sí o sí, tanto si eras fan como si no: Country House, Parklife, End of a Century y This is a low.
Después de una hora y cuarto hubo parón, y algunos se marcharon sin esperar a los bises (que no sé por qué se siguen llamando así, si no repiten ninguna canción y además ya está más que programado de antemano, pero esa es otra historia). La cuestión es que o no les interesaba demasiado Blur, o se precipitaron, porque poco después llegaron con Under the West Way, canción nueva que sacaron especialmente para el reencuentro, seguida de For Tomorrow, The Universal y Song 2 para terminar. ¿Song 2 para terminar? Sí, habéis leído bien, Song 2 para terminar, dejándonos con un subidón después de tanto grito y tanto salto que a ver quién era el guapo que se había quedado frío.
Por cuestiones sentimentales eché de menos To the End, aunque quizá hubieran sido demasiadas las lentas, y me falló que no sonara The Puritain, la otra nueva que me ha conquistado, aunque lo cierto es que rara vez aparece en los set list de esta gira.
Canciones aparte, Graham se dedicó en un momento a dar volteretas por el escenario, Damon Albarn lo intentó con el castellano “La luna” (maravillosa luna llena que nos acompañó e iluminó estupendamente cuando tuvimos que volver todos a la vez por las escaleras, sin peligro de caerte porque te llevaba la marabunta pero con cierto riesgo para los que tengan problemas con las multitudes y los estrechamientos del camino). Alex James continuó con su particular manera de comportarse en un escenario, bien con el bajo, bien con el contrabajo en Tender, es decir, moviendo la cabeza de izquierda a derecha siguiendo el ritmo pero el resto totalmente estático y Dave Rowntree… Dave estaba allí porque lo sabías, pero en pantalla no llegó a salir ni cuatro veces, centrada en Damon. Si no eres fan del grupo te da igual, si lo eres, te parece un poco injusto.
Quizá el concierto en su conjunto flojeara un poco a la mitad, pero en general cumplió las expectativas de todo el público, con mayoría de angloparlantes y con algún que otro español fastidiando al personal porque se estaba contando las batallitas del último fin de semana a grito pelado, pero nada que no se pudiera arreglar con un cambio de sitio.
Y para el que esté interesado con más sobre ellos en Barcelona, os dejo la página donde están recopilando todo el material que les envían los fans referidos a su visita al Primavera Sound: