Quizá haya sido un sueño. Simplemente, un espejismo, aunque juraría que tus ojos me volvieron a mirar brillantes. Tal vez me equivoqué o equivoqué el aire, pero después del silencio a través del tiempo, del vacío instalado en mi vida, de ver que gritaba inútilmente, he decidido volver a reorganizar mi cuerpo y colocar cada órgano en su sitio, bajar el ritmo cardiaco a un proceso de hibernación, recolocar la cabeza con todas esas ideas que pululaban por ahí y alimentaban sueños (estúpidas ellas) y tatuarme esta frase a fuego, porque es cierta,
“Tú ya no me quieres”.
Joder (no puedo añadir más...)
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