
Quien espera, desespera, porque no es oro todo lo que reluce y ya dije que es mejor no preguntar sino quieres escuchar la respuesta. Pero tranquilidad, a todo cerdo le llega su San Martín y en el camino nos encontraremos. La próxima vez no pidas deseos al soplar las velas, no sea que se cumplan. Y recuerda, no hay más ciego que el que no quiere ver.
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