jueves, 25 de noviembre de 2010

Odisea... Vinilos+Biblioteca=....


Bien, para terminar con los vinilos y con la biblioteca, os comento esto último. Me encantaría que la puerta, que da al salón y de la que tampoco tengo medidas todavía, estuviera escrita como esta. Que en una puerta corredera queda muy bien, porque entre otras cosas no tiene pomo que lo estropee, u además es ancha, pero si lo consigo, lo haré con una empresa que se llama miraentuinterior.com. Parece que estoy dando publicidad, os prometo que no me pagan, es sólo que ahí he encontrado lo que necesitaba, y es que ellos, reproducen en grande un párrafo, un texto con el que tienes una relación especial, eso sí, no debe exceder las 100 palabras. Los precios oscilan entre los 74 euros para un texto de 75x50, hasta los 165 para textos de 300x100 cm.
Ahora os pongo los tres textos finalistas elegidos, y que me han ayudado mis amigos del facebook a elegir:

A menudo una palabra o una imagen superviviente me permitieron reconocer la obra en cuestión. Cuando, con el tiempo, encontré otras copias de aquellos libros, los estudié con amor, como si el destino me hubiese dejado aquella herencia, como si el hecho de haber localizado la copia destruida hubiese sido un claro signo del cielo cuyo sentido era tolle et lege. Al final de mi paciente reconstrucción, llegué a componer una especie de biblioteca menor, signo de la mayor, que había desaparecido... una biblioteca hecha de fragmentos, citas, períodos incompletos, muñones de libros.
El nombre de la rosa. Umberto Eco.

Cuando se proclamó que la Biblioteca abarcaba todos los libros, la primera impresión fue de extravagante felicidad. Todos los hombres se sintieron señores de un tesoro intacto y secreto. No había problema personal o mundial cuya elocuente solución no existiera: en algún exágono. El universo estaba justificado, el universo bruscamente usurpó las dimensiones ilimitadas de la esperanza.
La biblioteca de Babel. Jorge Luis Borges

Este lugar es un misterio, Daniel, un santuario. Cada libro, cada tomo que
ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y
vivieron y soñaron con él. Cada vez que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus páginas, su espíritu crece y se hace fuerte…

La sombra del viento. Carlos Ruiz Zafón

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