viernes, 23 de julio de 2010

Cuento II


Aparece de repente como un fantasma, sin hacer ruido ni avisar previamente, y entonces ataca con una canción que no entiende pero que se supone que va dirigida a ella, que habla de ella, o de ellos, o de él respecto a ella, lo que sea, pero que le despierta con un golpe sordo y brutal ¡BANG!
Ella, pobre ilusa, trata de nuevo, como cada vez, de hecho, de interpretar lo que quieren decir sus palabras rebuscadas, pero lo único que saca en conclusión es que él se sigue acordando de ella, y además, que sigue sientiendo algo, sino, ¿a qué vendría ese nuevo golpe maestro?
Él es un experto en darle una de cal y otra de arena, en ilusionarla lo suficiente como para mantener viva la pequeña llama del recuerdo de los buenos momentos, pero sin dejar de temblar, ya nunca podrá dejar de temblar, porque ya nunca se fiará de él, aunque vuelva a su lado cada vez que se lo pida, el miedo sigue ahí.
Así que completamente despistada, perdida, emocionada y, aunque la moleste excesivamente reconocerlo, muy ilusionada, espera ansiosa la hora de pasar por el banco, por si él está, y poder llamarle. Se reconoce perdedora.

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