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jueves, 16 de junio de 2011
Cinco personajes literarios masculinos de los que me enamoré IV
Athos, (que no Dogos, ¿eh?) es un personaje literario inventado por Alexandre Dumas (padre) y que aparece en sus famosas obras Los Tres Mosqueteros, Veinte Años Después y El Vizconde de Bragelonne. Está basado en el mosquetero real Armand de Sillègue d’Athos d’Autebielle, y era el hijo menor de una familia bearnesa de Sillègue, al sur de Sauveterre-de-Béarn. A pesar de las apariencias, de la nobleza de sus apellidos y de los títulos con los que lo adornaba, en la vida real Athos descendía de una familia de mercaderes.
En las novelas era miembro del cuerpo de mosqueteros del Rey Luis XIII, hombre de extremada valentía y eximio espadachín, de personalidad reservada y modales refinados, además de marcada afición al vino. Athos, cuya verdadera identidad es la del Conde de la Fère, guarda algunas sorpresas sobre su pasado que lo atormentarán durante toda la novela. Se le ve en varias ocasiones leyendo, solo, ensimismado en sus pensamientos.
El Conde de La Fère portaba las órdenes de la Jarretera, la Orden del Espíritu Santo y el Toisón de Oro, otorgados respectivamente por el rey derrocado Carlos I de Inglaterra, la reina Ana de Austria y el rey Carlos II de Inglaterra.
Casado muy joven, descubre que su esposa era una mujer marcada por la justicia (una marca hecha por un hierro ardiente, con forma de una flor de lis), por haber cometido un grave delito. En un rapto impulsivo, cuelga a la mujer y la deja creyéndola muerta, pero ella volverá a reaparecer con otra identidad (Milady) aliada al Cardenal Richelieu. Mientras tanto, Athos "se exilia" en el cuerpo de mosqueteros del Rey y ahoga sus penas en el alcohol.
En el servicio hace migas con Porthos y Aramis, convirtiéndose en inseparables compañeros. Entonces conocen a D'Artagnan, con quien congenian y lo integran al grupo. Gracias al liderazgo y arrojo de Athos los mosqueteros realizan muchas hazañas juntos, alcanzando la celebridad durante el sitio de La Rochelle. Tras capturar en secreto a su gran enemiga Milady, la enjuician informalmente y es ejecutada por un verdugo contactado por Athos. Después de algunos años, éste se retira del cuerpo de mosqueteros y recibe una herencia familiar.
Por supuesto que se ha representado en teatro, cine y televisión (incluyendo los famosos dibujos animados de nuestra niñez) en numerosas ocasiones y que cada persona tiene su actor preferido para el papel, como también os ocurrirá con otros personajes de los que he hablado. Mi elección no digo que sea la mejor, digo que estos son los personajes de los que me he enamorado y que en una ocasión el personaje de Athos fuera interpretado por Kiefer Sutherland, actor que me trae por la calle de la amargura desde 1986, así pues, me permito el lujazo de poner su foto.
Capítulo XXVIII
El regreso
D'Artagnan había quedado aturdido por la horrible confesión de Athos; sin embargo, muchas de las cosas parecían oscuras en aquella semirrevelación; en primer lugar, había sido hecha por un hombre completamente ebrio a un hombre que lo estaba a medias, y no obstante, pese a esa ola que hace subir al cerebro el vaho de dos o tres botellas de borgoña, D'Artagnan, al despertarse al día siguiente, tenía cada palabra de Athos tan presente en su espíritu como si a medida que habían caído de su boca se hubieran impreso en su espíritu. Toda aquella duda no hizo sino darle un deseo más vivo de llegar a una certidumbre, y pasó a la habitación de su amigo con la intención bien meditada de reanudar su conversación de la víspera; pero encontró a Athos con la cabeza completamente sentada, es decir, el más fino y más impenetrable de los hombres.
Por lo demás, el mosquetero, después de haber cambiado con él un apretón de manos, se le adelantó con el pensamiento.
-Estaba muy borracho ayer, mi querido D'Artagnan- dijo-me he dado cuenta esta mañana por mi lengua, que estaba todavía muy espesa y por mi pulso, que aún estaba muy agitado; apuesto a que dije mil extravagancias.
Y al decir estas palabras miró a su amigo con una fijeza que lo embarazó.
-No- replicó D'Artagnan -y si no recuerdo mal, no habéis dicho nada muy extraordinario.
-¡Ah, me asombráis! Creía haberos contado una historia de lo más lamentable.
Y miraba al joven como si hubiera querido leer en lo más profundo de su corazón.
-A fe mía -dijo D'Artagnan- parece que yo estaba aún más borracho que vos, puesto que no me acuerdo de nada.
Athos no se fió de esta palabra y prosiguió:
-No habréis dejado de notar, mi querido amigo, que cada cual tiene su clase de borrachera: triste o alegre; yo tengo la borrachera triste, y cuando alguna vez me emborracho, mi manía es contar todas las historias lúgubres que la tonta de mi nodriza me metió en el cerebro. Ese es mi defecto, defecto capital, lo admito; pero, dejando eso a un lado, soy buen bebedor.
Athos decía esto de una forma tan natural que D'Artagnan quedó confuso en su convicción.
-Oh, de algo así me acuerdo, en efecto -prosiguió el joven tratando de volver a coger la verdad- me acuerdo de algo así como que hablamos de ahorcados, pero como se acuerda uno de un sueño.
-¡Ah, lo veis! -dijo Athos palideciendo- y, sin embargo, tratando de reír- Estaba seguro, los ahorcados son mi pesadilla.
- Sí, sí -prosiguió D'Artagnan- y, ya está, la memoria me vuelve: sí, se trataba... esperad... se trataba de una mujer.
-¿Lo veis? -respondió Athos volviéndose casi lívido- Es mi famosa historia de la mujer rubia, y cuando la cuento es que estoy borracho perdido.
-Sí, eso es -dijo D'Artagnan- la historia de la mujer rubia, alta y hermosa, de ojos azules.
-Sí, y colgada.
-Por su marido, que era un señor de vuestro conocimiento -continuó D'Artagnan mirando fijamente a Athos.
-¡Y bien! Ya veis cómo se compromete un hombre cuando no sabe lo que se dice -prosiguió Athos encogiéndose de hombros como si tuviera piedad de sí mismo - Decididamente, no quiero emborracharme más, D'Artagnan, es una mala costumbre.
D'Artagnan guardó silencio.
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ResponderEliminarLógico, Jack Bauer siempre gusta, aunque cambie el arma de fuego por el florete.
ResponderEliminarPerse, ¿te has leído las continuaciones? yo me los compré de segunda mano, la verdad es que Dumas me encanta, no lo puedo negar. Y sí, de todos es el mosquetero que más aporta.
ResponderEliminarYa te digo que siempre gusta... de hecho, creo que es uno d elos pocos actores que me gustan hasta con barba (bueno, y mi rubito, of course) ^^
ResponderEliminarEncontré tu blog como los mejores que encuentro de casualidad.
ResponderEliminarSi te gusta Dumas y los relatos sobre espadachines te dejo 2 link's https://www.facebook.com/alejandro.dumas.padre (esta pagina es muy pequeño pero muy bello) y este sitio https://www.facebook.com/groups/204612269610290/ donde me permití subir este enlace tuyo.
Gracias
Muchas gracias a ti por tus palabras, me he metido en los dos enlaces que has aportado pero en el segundo es un grupo cerrado. Del primero ya me he hecho seguidora. De nuevo gracias y un saludo.
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