No más margaritas, no.
Se acabaron los colores
y las sonrisas.
Nada es tan simple
por mucho que digan
los pseudointelectuales
de teatro de aficionado.
No más margaritas
y no sólo por desojar
o no desojar.
La vida en blanco y negro
es más sencilla, más uniforme
y menos mareante.
No más margaritas
de recuerdos alegres
y vidas felices.
Pasa página.
Otra etapa sin alergias
a flores
que encima se marchitan pronto.
Ni cuadros, pulseras, pendientes,
ni ceniceros ni ropa ni fotos.
Ya no más margaritas.
Me empaché de una idea
que ni siquiera era real.
No más margaritas.
Ni recuerdos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSimplemente, hemos cerrado una etapa demasiado bonita. Ahora sólo hace falta saber dónde nos encontramos y hacia dónde vamos.
ResponderEliminarPero, Ainara, tú eres tus margaritas... Forman parte de ti, de lo que representas. Podemos cerrar etapas sin renunciar a lo que nos conforma, lo que nos representa, lo que ya, queramos o no, por el paso del tiempo, forma parte de nosotros mismos
ResponderEliminarEso sí, gustarme, me gusta
ResponderEliminarNo, ya no soy las margaritas, ahora mismo no, al menos.
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